La agrodependencia argentina: Radiografía del país exportador

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Diego Kenis

Al cabo del primer año de gobierno de Javier Milei y medida en términos de la balanza comercial, la producción argentina avanzó en la reprimarización, con exportaciones que crecieron únicamente impulsadas por las materias primas y productos básicos que la jerga económica llama commodities.

El dato surge de un análisis que el grupo de Desarrollo e Internacionalización Productiva (DESIP) del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA y el CONICET elaboró sobre la base de datos oficiales y plasmó en su más reciente “Informe Trimestral de Exportaciones Argentinas”, publicado en febrero. Con él completó el estudio sobre 2024, al menos en los casos en que existían datos oficiales para todo el periodo.

La radiografía del DESIP contribuye a explicar las razones por las que el Presidente presionó al sector exportador agropecuario para que liquide sus divisas antes del mes próximo y eliminó alícuotas para 4.441 productos industriales, lo que podrá compensar de ese modo los efectos de la recesión interna.

En el tironeo de la manta corta entre la necesidad de dólares para contener su cotización en las pizarras locales ante un rebote inflacionario —tan previsible como antipático— y la devaluación requerida por la producción industrial, los primeros en perder son el mercado interno y el Estado, que resigna recursos con que actuar sobre sus asimetrías.

Viento de cola

De acuerdo al análisis del DESIP, las exportaciones argentinas de bienes alcanzaron 79700  millones de dólares en 2024, un 19% por encima del año anterior. El crecimiento interanual logró de ese modo vencer los menores precios de los productos industriales con relación a 2023.

Sin embargo, buena parte del alza se explica por la sequía que ese año afectó al agro: durante 2024, las exportaciones anuales de cereales y oleaginosas crecieron en 11400 millones de dólares. Los combustibles continuaron su tendencia ascendente, con la producción del reservorio de Vaca Muerta como principal nutriente, pero lo opuesto ocurrió con la ganadería y la pesca.

El factor climático incidió no sólo en los productos primarios, sino también en las manufacturas. Las de origen agropecuario (MOA) requieren derivados de soja, mientras que algunas de las de origen industrial (MOI) utilizan biodiesel. El INDEC clasifica a las exportaciones de bienes en esos grandes rubros, cuya coincidencia de retrocesos y repuntes es elocuente.

El DESIP propone otra clasificación, más ilustrativa, del fenómeno exportador argentino de los últimos años: entre productos diferenciados y no diferenciados, categoría que incluye a los commodities.  Graficado por el organismo de investigación, la diversidad de sendas es nítida.

Uno de los grandes problemas de depender tan fuertemente de las exportaciones del agro lo configuran no sólo los fenómenos climáticos que pueden afectar sus cosechas, sino también los movimientos de los precios internacionales y las políticas comerciales de otros países.

Ambos elementos explican, señala el DESIP, que los productos y subproductos agropecuarios hayan repuntado respecto de 2023 pero todavía se encuentren por debajo de sus desempeños exportadores de 2022.

Medalla de oro

El extractivismo también tuvo gravitación en el crecimiento de las exportaciones de materias primas, con el oro como “una de las sorpresas” de 2024, para el DESIP. Su crecimiento fue del 39% interanual, lo que en parte se explica por el alza de los precios internacionales.

Sin embargo, incluso sin contar ese fenómeno, las cantidades exportadas se ubicaron en el mayor nivel del lustro y representaron un crecimiento del 13% respecto del año anterior. Para el grupo de investigación de la UBA y el CONICET, el alza se explica en el cese de los aranceles establecidos por el decreto 308 de 2021. Como sus alcances corrían hasta el 31 de diciembre de 2023, Milei no necesitó siquiera buscar una norma que los eliminase.

Los commodities industriales, como el aluminio y los insumos plásticos, experimentaron también un crecimiento interanual. En este caso, para el DESIP el factor de mayor peso fue la recesión económica, que redujo la demanda interna de este tipo de insumos e incrementó los excedentes exportables.

La hipótesis del grupo académico parece coincidir con los estimadores de actividad económica del INDEC y los índices de empleo de fuentes dependientes del Ministerio de Capital Humano, que refutan las algarabías que el oficialismo suele derramar en las redes sociales.

 

El juego de las diferencias

En menor medida, con los bienes diferenciados ocurre algo similar: expandieron levemente sus exportaciones en términos interanuales al cabo de 2024, pero todavía se mantienen por debajo de 2022. No todos los sectores involucrados en este tipo de producción tuvieron la misma suerte. Los productos químicos y las maquinarias experimentaron una contracción en sus exportaciones anuales, mientras que el repunte respecto de 2023 se concentró en los alimentos y vehículos.

En ese último ítem, el principal destino de las exportaciones argentinas es Brasil. El país gobernado por el defenestrado Lula da Silva consolidó su crecimiento de importaciones criollas, alcanzando 8.301 millones de dólares. En 2024, representó el 71% del valor total exportado por la Argentina en vehículos y autopartes, el mayor valor de la década. Como contrapartida, se redujeron las cantidades de unidades enviadas a otros destinos del continente.

Sin embargo, la participación argentina en el mercado brasileño ya comenzó a contraerse.

Las exportaciones a Brasil, advierte el DESIP, dependen del sistema de intercambio preferencial entre ambos países, “por lo que pueden considerarse más sensibles en el tiempo a cambios de nuestra política comercial”.

Pelearse con Lula y subestimar el Mercosur no parecen ser las mejores ideas, por mucho que el ministro Caputo reduzca a cero los aranceles a la exportación de productos industriales.

Al servicio de quién

Las exportaciones de servicios basados en el conocimiento crecieron en los tres primeros trimestres de 2024 un 12% respecto de igual lapso del año anterior. El incremento, basado en particular en prestaciones profesionales y de informática, explica el aumento interanual de las exportaciones globales de servicios.

En gran medida, se trata de la forma de extractivismo intangible que El Cohete a la Luna exploró cuando finalizaba el primer cuarto del año pasado: con salarios a la baja, el talento humano local, formado en gran medida en la educación superior pública, nutre como insumo a actividades económicas que se desarrollan y derraman en otros países.

El turismo, un servicio que genera movimiento local, experimentó en cambio una caída de diez puntos entre el tercer trimestre de 2023 y el mismo periodo del año siguiente. Personas y contingentes del exterior descartaron o redujeron sus visitas al país, pese al atractivo de atestiguar en primera persona lo inédito de la experiencia mileísta.