México: La relevancia del litio para ser potencia y los dos peligros que enfrenta

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Ariel Noyola Rodríguez

 

«México está listo para convertirse en una potencia gracias a sus abundantes reservas de litio», asegura en entrevista exclusiva con RT Alejandro Armenta Mier, senador por el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

El legislador de la Cámara Alta acaba de publicar ‘La importancia del litio en México: el oro blanco del mundo para pensar en grande’, libro en el que destaca los retos que enfrenta la nación latinoamericana para desarrollar este mineral estratégico.

Armenta Mier, quien hace unos días fue designado presidente de la Mesa Directiva del Senado, destaca que México tiene el potencial para colocarse en el podio de países que se dedican a la explotación y transformación de este recurso natural, entre ellos, Chile, China y Corea.

Poner un alto a los abusos de las empresas mineras

Así como el petróleo fue el insumo clave de una gran cantidad de industrias a lo largo del siglo XX, «el litio está llamado a jugar un papel preponderante en el XXI», sentencia el legislador morenista por el estado de Puebla.

A quienes son escépticos, les recuerda que después de que el presidente Lázaro Cárdenas del Río tomó la decisión de nacionalizar el ‘oro negro’ en 1938, México logró convertirse en uno de los principales productores de petróleo en escala global.

En la actualidad, de igual manera, asevera Armenta Mier, la determinación del presidente López Obrador para garantizar el dominio de la Nación sobre el litio «abre la posibilidad de catapultar el desarrollo económico de México».

Alejandro Armenta Mier, presidente de la Mesa Directiva del Senado

«Es cierto que la de la minería también es una historia de abusos», lamenta. Detalla que «muchas de las empresas extranjeras que operan en el país han obtenido concesiones durante más de cincuenta años, pagado bajos salarios y generado contaminación ambiental en una escala sin precedentes».

Mientras los mayores dividendos son repatriados, en México no dejan sino pobreza y degradación ambiental. Este «modelo de depredación», explica el legislador, «se profundizó a partir de la década de 1980, cuando llegaron al poder Gobiernos neoliberales».

Fue a partir de entonces, destaca en su libro, que se otorgó el mayor número de concesiones (y por más tiempo) a particulares y se socavó la regulación ambiental en materia minera.

En la década de 1990, producto de una serie de reformas llevadas a cabo durante los Gobiernos de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, empresas extranjeras se apropiaron de la mayor parte de las concesiones.

A partir de un reporte publicado por la Cámara Minera de México, Armenta Mier asevera que fue que a partir de la década de 1990 cuando empresas extranjeras se hicieron con el control de un 70 % de las concesiones, que suman un total de 92 millones de hectáreas del territorio nacional.

Actualmente, los países de origen de las empresas con el mayor número de concesiones mineras en México son: Canadá (207), EE.UU. (43), China (8), Australia (6) y Japón (5).

Con todo, Armenta Mier destaca que en México «no se rechaza la inversión extranjera», sin embargo, bajo el Gobierno de la denominada ‘Cuarta Transformación’, encabezado por el presidente López Obrador, «no se permitirán más abusos» de las empresas extranjeras.

Lamenta que el dominio de la Nación sobre el litio no haya sido incorporado a la Constitución debido a la negativa de los partidos de oposición. Sin embargo, celebra que por lo menos se pudo realizar una reforma a una ley secundaria, la Ley Minera.

Los 5 puntos claves sobre la nueva compañía estatal Litio para México

Esta reforma, aprobada en abril de este año, establece que «el litio es patrimonio de la Nación». También contempla la creación de una empresa pública que estará dedicada a la exploración, extracción y procesamiento de litio, además de generar información geológica y realizar trabajos de investigación y desarrollo tecnológico para su aprovechamiento, entre otras tareas.

Armenta Mier considera que la puesta en marcha de ‘Litio para México’, empresa a cargo del Estado, representa un «hito histórico» comparable al lanzamiento de Petróleos Mexicanos (Pemex). El legislador morenista explica que esta empresa hará incrementar las oportunidades de trabajo para la población local y, con ello, se convertirá en una ‘palanca de desarrollo nacional’.

Cuestionado sobre el papel que jugarán los capitales de origen privado en la industria del litio, Armenta Mier insiste que el Gobierno del presidente López Obrador no rechaza la inversión de particulares, nacionales y extranjeros. Puntualiza que «la participación de los empresarios es necesaria para el desarrollo de toda la cadena de valor».

De lo que se trata más bien, explica, es que la empresa ‘Litio para México’ explore y extraiga este recurso natural para, posteriormente, convertirlo en bromuro de litio y cloruro de litio, los insumos que estarán demandando las empresas, tanto nacionales como extranjeras.

La participación del Estado obedece a la necesidad de que las ganancias que se generen a partir de la explotación de este recurso natural «sean repartidas también entre los mexicanos, no sean únicamente objeto de repatriación por parte de las grandes empresas mineras», explica el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Alta.

Los peligros alrededor del litio: escasez de agua y devastación ambiental

Aunque es considerado como un mineral que será fundamental para llevar adelante la transición energética, no todo es ‘miel sobre hojuelas’. Son dos los principales riesgos que enfrenta México para su aprovechamiento.

El primero es la escasez de agua que ya padecen vastas regiones del país. De hecho, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) declaró a mediados de julio de este año una situación de emergencia por sequía en escala nacional.

La explotación del denominado ‘oro blanco’ demanda una gran cantidad de agua. Se calcula que, para extraer un kilogramo de litio, se requieren por lo menos 31 litros de agua.

Además de un elevado consumo de agua por parte de las empresas mineras interesadas en el litio, el uso de químicos nocivos para su extracción entraña riesgos sobre la salud humana y animal, además de daños sobre los mantos acuíferos, el aire y el suelo.

En la actualidad, las entidades federativas donde las empresas automotrices están instaladas, como las localizadas en la región del Bajío, o incluso ciudades grandes como Guadalajara o Monterrey, ya enfrentan problemas de suministro.

En el caso del litio, en todos los estados donde hasta el momento se han encontrado yacimientos, se registra déficit hídrico: Baja California, San Luis Potosí, Zacatecas y Sonora.

El otro aspecto a considerar es la técnica a utilizar. Para extraer el litio que se encuentra en arcilla, regularmente se lleva a cabo minería a cielo abierto, un proceso no solamente peligroso, sino altamente contaminante.

Hasta el momento el Gobierno del presidente López Obrador no ha ofrecido detalles sobre qué técnica será utilizada para extraer el denominado ‘oro blanco’, si bien ha insistido en que se realizará salvaguardando el medio ambiente.

Sin embargo, llama la atención que el método que se usa generalmente para extraer el litio en arcilla, la minería a cielo abierto, está prohibido por el Gobierno de la denominada ‘Cuarta Transformación’.

Cuestionado sobre estos dos peligros alrededor del litio, Armenta Mier asegura que el Gobierno del presidente López Obrador tendrá la capacidad de hacerles frente.

En cuanto a la escasez de agua, explica que ya se están tomando cartas en el asunto. En el Congreso de la Unión, detalla, la bancada de Morena impulsa una iniciativa para desalinizar el agua de los océanos.

Esta propuesta, comenta, «busca resolver el agotamiento de los mantos freáticos debido a una intensa urbanización, así como el alto nivel de demanda que exige la actividad agropecuaria».

En cuanto al método a utilizar para extraer el litio en arcilla, sin ofrecer detalles, Armenta Mier asegura que la empresa ‘Litio para México’ actuará en el marco de la legalidad, a diferencia de como lo han hecho las mineras privadas durante las últimas décadas.

«Las empresas extranjeras en muchos casos no acatan la regulación, actúan de forma contraria a como lo harían en sus países de origen, por eso es tan importante no solamente que exista regulación, sino supervisión», concluyó.