China frente a Estados Unidos
Michael Roberts
Tomese esto como un ejemplo de la visión occidental de China: “el modelo económico chino se ha quedado sin fuerza y requiere una reestructuración dolorosa”. En realidad, si nos fijamos en la tasa de crecimiento de los EEUU de 2020-23 y la comparamos con la tasa de crecimiento promedio en 2010-19, incluso la economía de EEUU tiene un bajo rendimiento. En la década de 2010, la tasa de crecimiento promedio anual del PIB real de EEUU fue del 2,25%; en la década de 2020 hasta ahora, el promedio es del 1,9 % anual.
Si comparamos la tasa de crecimiento del 5,2 % de China con el resto de las principales economías, la brecha es aún mayor que con los Estados Unidos. Japón creció un 1,5 % en 2023; Francia un 0,6 %, Canadá un 0,4 %, el Reino Unido un 0,3 %, Italia un 0,1 % y Alemania cayó un -0,4 %. Incluso en comparación con la mayoría de las economías grandes y las llamadas economías emergentes, la tasa de crecimiento de China fue mucho más alta. La tasa de crecimiento de Brasil es actualmente del 2 % interanual, la de México del 3,3 %, la de Indonesia del 4,9 %, la de Taiwán del 2,3 % y la de Corea del Sur del 1,4 %. Solo las tasas de la India, con un 7,6 % , y la economía de guerra de Rusia, con un 5,5 %, son más altas (entre las grandes economías).
Hay un intento continuo de deslegitimar las estadísticas oficiales ofrecidas por las autoridades chinas, especialmente la cifra de crecimiento. He discutido la validez de esta crítica en publicaciones anteriores, pero el argumento actual es que las cifras del PIB chino son falsas y si utilizamos otras formas de medir la actividad económica, como la generación de electricidad, la producción de acero o el tráfico en las carreteras y puertos, entonces obtenemos una cifra de crecimiento mucho más baja. Pero incluso si se redujera la tasa de crecimiento en, digamos, un tercio, todavía supondría una tasa que es el doble que la de la mayoría de las economías capitalistas avanzadas y que está por encima de la mayoría de las demás. Y estamos hablando de un gigante económico, no de una pequeña isla como Hong Kong o Taiwán.
Y las cifras de la India deben ser cuestionadas tanto como las de China por los economistas occidentales. En 2015, la oficina de estadística de la India anunció repentinamente cifras revisadas para el PIB. Lo que elevó el crecimiento del PIB en más de un 2 % al año de la noche a la mañana. El crecimiento nominal de la producción nacional estaba siendo “inflado” en términos reales por un deflactor de precios basado en los precios de producción al por mayor y no en los precios al consumidor en las tiendas, por lo que la cifra del PIB real aumentó de alguna manera. Además, las cifras del PIB no se “ajustaron estacionalmente” para tener en cuenta cambios como el número de días en un mes o trimestre o el clima, etc. El ajuste estacional habría mostrado que el crecimiento del PIB real de la India está muy por debajo de la cifra oficial. Se puede encontrar un mejor indicador de crecimiento en los datos de producción industrial. Y eso supone solo un 2,4 % interanual en la India, mientras que la tasa de China es del 6,8 %.
De hecho, el FMI calcula que China crecerá un 4,6 % este año, mientras que las economías capitalistas del G7 tendrán suerte si alcanzan el 1,5 %, con varias de ellas entrando en recesión absoluta. Y si las previsiones del FMI hasta 2027 son precisas, la brecha de crecimiento se ampliará.
En segundo lugar, el consenso occidental es que China está sumida en una enorme deuda, particularmente los gobiernos locales y los promotores inmobiliarios. Esto eventualmente conducirá a quiebras y a un colapso de la deuda o, en el mejor de los casos, obligará al gobierno central a exprimir los ahorros de los hogares chinos para pagar estas pérdidas y, por lo tanto, frenará el crecimiento. Estos economistas parecen pronosticar un colapso de la deuda cada año, pero no ha habido un colapso sistémico en la banca o en el sector no financiero.
En cambio, el sector estatal ha aumentado la inversión y el gobierno ha ampliado la infraestructura para compensar la recesión en un mercado inmobiliario sobre endeudado. De hecho, es el sector capitalista de China (basado principalmente en áreas improductivas) el que está en problemas, mientras que el masivo sector estatal de China toma la iniciativa en la recuperación económica.
En 1995, China producía solo el 3 % de las exportaciones mundiales de manufacturas. En 2020, su participación había aumentado al 20 %. Lejos de “arrinconar” a China mediante el “desacoplamiento” de EEUU, reduciendo su inversión y demanda de productos chinos, Estados Unidos depende más de las exportaciones chinas que viceversa.
China todavía tiene un trecho que recorrer para superar el poder económico combinado de las economías imperialistas, pero está cerrando la brecha. Esto es lo que preocupa a los EEUU y a sus aliados.
Pero, ¿la gran cuota de consumo en las economías occidentales ha conducido a un PIB real y un crecimiento de la productividad más rápidos, o en su lugar a fracasos inmobiliarios y crisis bancarias? ¿Y no es verdad que una inversión más productiva impulsaría el crecimiento económico y el empleo y, por lo tanto, los salarios y el gasto, y no al revés? Esa es la experiencia en China en los últimos 30 años, con un alto crecimiento e inversión que ha aumentado los salarios y el gasto de los consumidores.
Veremos quién tiene razón sobre China este año.