Argentina: Minería, privatizaciones y compra de tecnología nuclear a EEUU

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El Presidente libertario continúa moviendo piezas en el devastado tablero nuclear argentino. Esta semana se conoció el decreto 866/2025, que crea la Secretaría de Asuntos Nucleares para concentrar la coordinación de toda el área estratégica del país. Igual que en diciembre de 2024, cuando Milei sostuvo “se van a caer de culo”, anunció el “Plan Nuclear Argentino” y creó un Consejo Nuclear Argentino, el Ministerio de Economía ahora nos explica que esta nueva intermediación burocrática se propone “aprovechar los más de 75 años de historia nuclear argentina” para transformar al país en la “Arabia Saudita del uranio”.

El anuncio podría renovar las ilusiones de los más crédulos si no estuviera precedido por 24 meses que vienen arrasando proyectos y capacidades nucleares nacionales.

La nueva estructura separa la minería, la energía y la industria nuclear de las Secretarías de Energía, de Minería y de Coordinación de Energía y Minería. Asimismo, se designa al frente del nuevo raviol al “Dr. Federico Ramos Nápoli”, abogado de 30 años que viene de trabajar en la comunicación de Karina Milei y de hacer una pasantía de unos meses como presidente de la empresa pública Dioxitek. Aunque la resolución intenta dibujarle un currículum técnico, no tiene experiencia en el sector (tampoco es doctor, es magister). La edad no es el problema; lo es la complejidad del sector nuclear combinada con el desconocimiento del recién llegado.

¿Qué hay detrás de este movimiento? El nuevo secretario Nápoli viene a pararse en la cabeza de Demian Reidel, quien arrancó como asesor estrella del Presidente y, desde fines de 2024, promete una ciudad nuclear en la Patagonia, que se transformaría en un hub de IA. Hoy Reidel y su lobby en favor de sus amigos y empleadores norteamericanos –JP Morgan– parece quedar encuadrado en la nueva arquitectura institucional, donde los abogados trabajarán en el desguace, la minería y las privatizaciones.

¿Qué es el uranio, cómo se extrae y qué reservas de este mineral posee ...
Argentina posee importantes reservas de uranio

La expresión “Arabia Saudita del uranio” no necesita exégesis: explicita la primarización como el caballo de Troya que paraliza el desarrollo de capacidades tecnológicas autónomas, el gen rebelde heredado del hecho maldito. A la Argentina no le sobra el uranio y que lo necesita para su propia cadena de manufactura del combustible nuclear. Sin embargo, el único desarrollo nuclear que autoriza Washington en la Argentina es la minería de uranio  para reemplazar el uranio ruso en la cadena de suministros de Estados Unidos en pleno relanzamiento de su industria nuclear, mientras simultáneamente se incorpora a la Argentina al rebaño de compradores “llave en mano” de la tecnología nuclear estadounidense.

Es decir, mientras vemos fuegos de artificio, danza de bufones y anuncios faraónicos, hay una corriente subterránea que maniobra hacia objetivos claros que no se explicitan. El 22 de agosto de 2020 la Cancillería argentina había firmado el memorándum de cooperación con el Departamento de Estado de Estados Unidos que propone “cooperar en el fortalecimiento de la gobernanza y la inversión en el sector de los recursos minerales críticos en la República Argentina”.

January 22, 1939 - The first nuclear fission experiment took place ...
La primera fisión nuclear

El texto de este documento es humillante y explica que Estados Unidos “es miembro fundador de la Asociación para la Seguridad de los Minerales (MSP por sus siglas en inglés)”, y que busca “asegurar y diversificar las cadenas de suministro de minerales críticos”. La sorpresa es que, con este acuerdo, la Argentina no se suma a esta MSP, sino que pasa a integrar el Foro de la MSP.

La diferencia no es sutil, la encontramos en la página web del Departamento de Estado de Estados Unidos: “Los socios actuales de la MSP incluyen a Australia, Canadá, Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, India, Italia, Japón, Noruega, la República de Corea, Suecia, el Reino Unido, los Estados Unidos y la Unión Europea (representada por la Comisión Europea)”.

Allí mismo leemos que la MSP creó el Foro de la MSP, que está integrado por los países productores: “Los miembros actuales del Foro de la MSP son la Argentina, República Democrática del Congo, República Dominicana, Ecuador, Groenlandia, Kazajstán, México, Namibia, Perú, Filipinas, Serbia, Turquía, Ucrania, Uzbekistán y Zambia”.

El 19 de septiembre último la embajada de Estados Unidos comunicaba la decisión de la Argentina de convertirse en el primer país de América Latina en sumarse como socio contribuyente al programa de Infraestructura Fundamental para el Uso Responsable de la Tecnología de Reactores Modulares Pequeños, o programa FIRST. Dice su comunicado que este programa se propone aportar “soluciones de energía nuclear civil, incluyendo el uso de pequeños reactores modulares (SMR)”.Comisión Nacional de Energía Atómica CNEA

Es decir que, luego de paralizar el desarrollo del prototipo de pequeño reactor modular CAREM  y disolver los equipos de CNEA que trabajaban en el proyecto, el gobierno de Milei se anota en el programa FIRST, que trabaja en la conformación del rebaño de futuros compradores de los futuros pequeños reactores modulares estadounidenses.

Patio trasero 2.0

Decía el General Perón que “la verdadera política es la política internacional”. En materia nuclear, esta máxima es de hierro. En un escenario global marcado por la disputa hegemónica entre Estados Unidos y China, la potencia declinante viene registrando retrocesos en múltiples frentes, con dos excepciones: el poder militar y el dominio financiero. El colapso financiero de 2008 sacudió al hegemón adormecido por el arrullo de la emisión ilimitada y su propia narrativa del “fin de la historia”. Desde entonces, China fue declarada enemigo sistémico y Washington empezó a ensayar distintas contorsiones para lanzar una ofensiva tecnológica, energética e industrial, que incluye un renovado impulso nuclear.

Accelerating American Nuclear Energy Leadership: Gen AtomicEn la sección “Dominio energético” del documento Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (ESN), presentado por la Casa Blanca a fines de noviembre, se lee: “Restaurar el dominio energético estadounidense (petróleo, gas, carbón y energía nuclear) y repatriar los componentes energéticos clave necesarios es una prioridad estratégica fundamental”. El verbo “restaurar” reconoce la pérdida del liderazgo y la decadencia en curso que les resulta perentorio revertir.

A mediados de los ’90, Estados Unidos abandonó la construcción de centrales nucleares debido a los altos costos de construcción combinados con problemas de seguridad. En 2013 se inició la construcción en el estado de Georgia de dos reactores –Vogtle 3 y 4– de la empresa Westinghouse, con un costo de alrededor de 15 dólares por watt de potencia. Hoy tiene 98 reactores nucleares operativos con una vida media (envejecimiento) bastante mayor que la dotación de las centrales de China, que ya igualó a Francia con 57 reactores nucleares operativos y 28 centrales en construcción con un costo promedio de alrededor de 2 dólares por watt [1].

La meta es quintuplicar esta capacidad para 2050. Agreguemos que el primer rompehielos nuclear de China es una pieza clave para el control de rutas comerciales en el Ártico. A este escenario se debe sumar la necesidad de recuperar terreno frente a Rusia, hoy líder indiscutido en exportaciones nucleares a través de la corporación estatal Rosatom.

Avance cuántico chino desafía la disuasión nuclear de EEUU – Izquierda ...
El avance cuántico chino desafía la disuasión nuclear de EEUU

En abril, un artículo publicado por el Wilson Center se titulaba “La inacción de Estados Unidos está cediendo el mercado nuclear mundial a China y Rusia”. Allí se explica que Rusia y China están expandiendo sus exportaciones de reactores nucleares “a países con escasa o nula infraestructura nuclear”. Es decir, lo más perturbador para Estados Unidos es algo que conoce demasiado bien: “Estos programas fomentan la dependencia a largo plazo de los exportadores”.

De esta forma, en su Estrategia de Seguridad Nacional, Estados Unidos vocifera que se propone garantizar “energía barata y abundante” –meta irrenunciable de la política energética de ese país desde comienzos del siglo XX– para generar “empleos bien remunerados en Estados Unidos”, objetivo que “reducirá los costos para los consumidores y las empresas estadounidenses, impulsará la reindustrialización y ayudará a mantener nuestra ventaja en tecnologías de vanguardia como la IA”. En el sector nuclear estas metas fueron plasmadas en una serie de órdenes ejecutivas firmadas por Trump el 23 de mayo. El hipotético “Renacimiento Nuclear” estadounidense se estructura en nueve ejes, entre los que destacan:

  1. Acelerar licencias para nuevos reactores.
  2. Sumar 300 gigawatts de capacidad nuclear para 2050.
  3. Desplegar reactores estadounidenses en bases militares e infraestructura de inteligencia artificial.
  4. Explorar reciclaje y reprocesamiento de combustible.
  5. Incrementar la producción nacional de combustible.
  6. Fortalecer la fuerza laboral nuclear, y
  7. Expandir exportaciones de tecnología nuclear.

    Santiago Caputo se queda con el control del área nuclear
    El estratega presidencial Santiago Caputo consolidó su influencia sobre el área nuclear que  controlaba Demian Reidel y colocó en la Secretaría de Asuntos Nucleares  a Federico Ramos Nápoli.

La Argentina nuclear de Milei, Reidel y Nápoli se anota en la provisión de uranio para el punto 5 y para desembolsar los dólares que demandará el punto 7.

La renuncia de Estados Unidos –en términos históricos acumulados, el principal emisor de gases de efecto invernadero– a cualquier compromiso con la neutralización del calentamiento global se expresa en una afirmación brutal de la citada Estrategia: “Rechazamos las desastrosas ideologías del ‘cambio climático’ y del ‘cero neto’ que tanto han perjudicado a Europa, amenazan a Estados Unidos y subsidian a nuestros adversarios”. Este negacionismo climático radicalizado es fácil de explicar: alinearse al combate del calentamiento global colocaría a Estados Unidos como vagón de cola del liderazgo apabullante de China en las principales industrias para la transición energética. En el gráfico pueden verse las evidencias científicas que presenta la agencia estadounidense NASA.

Variación de la temperatura superficial global en comparación con el promedio de referencia para el período de 30 años de 1951 a 1980. La temperatura superficial promedio de la Tierra en 2024 fue la más cálida registrada desde que comenzaron los registros en 1880. Fuente: NASA/GISS.

En síntesis, desde la perspectiva de la Argentina, la ESN sienta las bases para una nueva fase de desposesión agresiva de bienes naturales comunes críticos para garantizar el suministro de las cadenas de valor de la reindustrialización de Estados Unidos, especialmente en América Latina, donde se instala el “corolario Trump” de la Doctrina Monroe. La militarización del Mar Caribe, la concentración de fuerzas militares en Puerto Rico y las primeras acciones de piratería sobre un buque petrolero venezolano definen la nueva modalidad de “patio trasero 2.0”.

Peones en el ajedrez de Trump

El presidente argentino Javier MIlei y el Secretario del Tesoro de EEUU Scott Bennet

Las exigencias perentorias de Estados Unidos sobre la Argentina –privatización y minería– están explicitadas en el informe del FMI (agosto de 2025), donde se exige un plan de privatización de empresas públicas, y en los dichos del secretario del Tesoro, Scott Bessent, que justificaba el salvataje a Milei en Fox News (5:01 minutos) con una explicación simple: “China acaba de poner más controles sobre las exportaciones en tierras raras y la Argentina es rica en tierras raras y es rica en uranio”.

De esta forma se configura la tenaza perfecta, donde las transfusiones financieras recurrentes son la contracara de la subordinación energética y la entrega de los minerales críticos. La exigencia de desmantelamiento de las capacidades nucleares nacionales, una meta obsesivamente perseguida por Estados Unidos desde hace décadas, hoy aparece como la oveja del sacrificio.

Visto en cámara rápida, el sendero de desguace del sector nuclear que se inició el 10 de diciembre de 2023 se puede sintetizar en esta saga:

-Paralización de salarios e inicio, por goteo, de despidos del personal; ralentización y desfinanciamiento de todos los proyectos relevantes y paralización del prototipo del reactor CAREM;

-Anuncio del Plan Nuclear Argentino, creación del Consejo Nuclear Argentino y proyecto de la ciudad nuclear en la Patagonia para alimentar al futuro hub de IA; instalación en Atucha de cuatro reactores ACR-300 –diseño en papel de un pequeño reactor modular de la empresa INVAP–;Plan Nuclear Argentino: cuáles son las centrales que existen en el país

–  Extranjerización a manos de capitales estadounidenses de la empresa IMPSA, involucrada en el desarrollo de componentes nucleares; anuncios sobre minería de uranio para exportación y la creación de YPF Nuclear, con el acompañamiento entusiasta del gobernador de Chubut; resolución para apurar la privatización en curso del 44% de las acciones de la empresa pública nucleoeléctrica; la creación, hace algunos días, de la Secretaría de Asuntos Nucleares en el Ministerio de Economía y el país como la “Arabia Saudita del uranio”.

La ecuación nuclear libertaria sería: Salarios de pobreza + Paralización de Proyectos + Privatizaciones + Minería de uranio para exportación + Pirotecnia masiva = Respaldo financiero de Estados Unidos + Compra de tecnología nuclear a Estados Unidos

La Central es refrigerada y moderada con agua pesada (D20), y pertenece al tipo de reactores PHWR - reactor presurizado de agua pesada -.
La primera centeal nuclear, Atucha I, es refrigerada y moderada con agua pesada (D20), y pertenece al tipo de reactores PHWR

En 1987, un profesor de relaciones internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalem, Emmanuel Adler, publicó el libro The Power of Ideology (El poder de la ideología[2], donde intenta explicar el nivel de autonomía alcanzado por la Argentina en el desarrollo nuclear, y por qué no había logrado algo equivalente en electrónica y computación, mientras que en Brasil parecía ocurrir un paralelismo cruzado.

Los casos de éxito, sostenía Adler, se explican por la emergencia de “élites subversivas” sectoriales, que utilizan “las ideas como armas en sus estudios, en su trabajo para y dentro del gobierno, en sus vínculos formales e informales con políticos y otros altos funcionarios de la administración, siempre intentando influir en las políticas con diversos grados de éxito”.

Adler bautizó a estas élites “guerrillas pragmáticas antidependentistas” y su influencia la explica por “la autoridad que estos intelectuales pueden adquirir en sus propios países y en los foros regionales e internacionales donde representan a sus países”. El grupo que representa esta caracterización es el de Jorge Sabato, ideólogo de la política nuclear argentina “que contribuyó a convertir a la CNEA en la excepción” y producir “uno de los programas nucleares más avanzados del Tercer Mundo”.

está parada y aún no ...
Atucha II: la principal central nuclear del país

Al margen del tropicalismo usual que aparece en la academia anglosajona cuando enfoca el Sur Global –aún en sus sectores progresistas–, y del orgullo declarado por algunos actores del sector nuclear nativo al verse representados como Che Guevaras nucleares, la idea básica de Adler se basa en evidencias sólidas: durante la década de 1960, el sector nuclear argentino produjo liderazgos que supieron abrirse a los codazos un espacio de negociación en la política energética, especialmente compitiendo primero con el lobby petrolero, pero también con el hidroeléctrico y gasífero, convenciendo a presidentes, ministros de economía y secretarios de energía, buscando alianzas, formando cuadros en asociación con universidades y empresas, etc., etc.

Esta modalidad de liderazgo, con sus vaivenes, estuvo presente, incluso, en la defensa encarnizada del sector durante las políticas anti-nucleares de la década de 1990. Desde 2016 este liderazgo parece ausente y todos los indicios disponibles indican que ni Reidel ni Nápoli presentan rasgos que los aproximen a guerrillas pragmáticas antidependentistas.

Notas

[1] Shangwei Liu, Gang He, Minghao Qiu y Daniel Kammen, China reins in the spiralling construction costs of nuclear power – what can other countries learn?”Nature, 28 de julio de 2025.

[2] Emmanuel Adler, The Power of Ideology. The Quest for Technological Autonomy in Argentina and Brazil, Berkeley, University of California Press, 1987, pp. 94 y 329.

* Malinovsky es autor de Crítica de la energía política (2025). Doctorando en Economía Política Mundial (UFABC, Brasil), ingeniero electricista (UNRC), magíster en Gestión de la Energía (UNLa), diplomado en Anticipación Estratégica y Gestión de Riesgo (UNDEF), analista de Nodal. Docente en UNPAZ. Hurtado es profesor-investigador en Escuela de Humanidades-LICH (UNSAM-CONICET).