Pymes latinoamericanas alertan contra el asimétrico acuerdo UE-Mercosur
Alampyme
Los países del Mercosur y la Comisión Europea anunciaron a principios de diciembre, en Montevideo, la conclusión de las negociaciones llevadas a cabo por casi un cuarto de siglo para un acuerdo Mercosur- Unión Europea. En un comunicado oficial conjunto se informó que el entendimiento se “encuentra listo para su revisión legal y traducción para llevarlos adelante en los próximos meses con miras a la futura firma del Acuerdo”, un enunciación llamativamente similar al realizado en 2019, cuando también se anunció el fin de las negociaciones.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyden afirmó que el acuerdo significaría “ una ganancia” para la Unión Europea, donde hay unas 60.000 empresas que exportan al Mercosur, que gracias al acuerdo ahorrarán 4.000 millones de dólares”. En tanto, tal como se ha difundido ampliamente en medios informativos, en forma inmediata se multiplicaron manifestaciones de oposición en Europa de productores agropecuarios y se ratificó la negativa de gobiernos de países como Francia, Polonia, Países Bajos, Irlanda y probablemente Italia, ya que de no brindarse mayor protección, temen por el desplazamiento de sus productores agropecuarios, por parte de las exportaciones mercosureñas.
El mundo se encuentra ante una creciente y peligrosa ola proteccionista por superposición de cambios estructurales y mayores tensiones geopolíticas. Desde la perspectiva de las empresas pymes latinoamericanas representadas por ALAMPYME, se evidencia la necesidad de analizar y debatir alternativas que refieran estratégicamente a sus perspectivas de desarrollo, amplíen matrices productivas, generen inclusión social y complementen nuestras economías. En relación a un eventual acuerdo Mercosur- UE debe por lo tanto ponerse énfasis en políticas y medidas para compensar asimetrías, y diferencias de desarrollo y competitividad, intra y extra regionales.
De continuarse con la línea de apertura, en tanto crece el proteccionismo europeo, se privaría a los países del Mercosur poder alcanzar el que sería el beneficio comercial esperado más importante (mayor exportación de productos de base agropecuaria, no así de energía o minería que ya tienen bajos niveles arancelarios) a cambio de una apertura inédita, masiva de los mercados locales a una competencia abierta de una región más desarrollada; sobre todo evidente para la mayor parte de los productos industriales y los servicios .
En forma engañosa suele afirmarse que las negociaciones Mercosur- UE en marcha son solo de tipo comercial. No es así, la mayor parte de los temas en discusión son de carácter estructural y comprometen el conjunto de la economía en aspectos críticos tales como servicios, patentes, propiedad intelectual,, inversiones y competencia. La eventual provisión de ”igualdad en el tratamiento nacional”. a los países de la UE , aun si se incluyeran algunas salvaguardas de excepción marginales, impediría defender y priorizar la diversificación de matrices productivas que hoy resulta imprescindible encarar ante los cambios de economía la mundial.
Mercosur no requiere mayor liberalización descompensada, sino estrategias y políticas públicas elementales de defensa de su desarrollo utilizado históricamente también por los países europeos, a través de la sustitución de importaciones, complementar y diversificar producciones nacionales y regionales poniendo eje en la atención en sectores más desfavorecidos que serían inhibidos estructuralmente por los acuerdos europeos. El futuro de nuestros países puede quedar completamente comprometido por una mala negociación.
Es imprescindible desmitificar la idea que no hay otra alternativa para una negociación con la Unión Europea que avanzar a libro cerrado. Se debe rechazar en forma terminante la caricaturización que hacen voceros del establishment afirmando que los sectores, organizaciones y personas que rechazan la firma rápida del acuerdo en condiciones desventajosas solo lo hacen para “poner palos en la rueda” y no pueden contar con propuestas alternativas serias y efectivas.
La continuidad de las negociaciones del Mercosur con la Unión Europea debe abrir un campo a la reflexión y participación pública para plantear sin demora opciones viables. El punto de partida debe ser reconocer la necesidad de evitar que se repita el error de no considerar condiciones asimétricas de desarrollo entre países y sectores de mayor y menor desarrollo económico e industrial que hoy observamos también como ejemplo negativo en acuerdos de libre comercio ya vigentes por parte de otros países latinoamericanos y aún entre los países del norte, el sur y el este de Europa
Son aspectos básicos a contemplar:
- Estudiar impactos: Debería realizarse un análisis serio y transparente – no solo entre negociadores que poco conocen y/o no consultan las realidades y actores sectoriales o regionales”- para evaluar los eventuales impactos de una mayor apertura de importaciones europeas.
- Metas claras. Bien podría plantearse como alternativa una negociación en etapas y, en tanto se presenta como “acuerdo de cooperación económica”, vinculando cada una de ellas al logro de ciertas metas pre-fijadas de desarrollo económico (Ej.: aumento PBI per cápita, desarrollo industrial regional o social, aspectos del Indice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas), con cláusulas de suspensión de ventajas de no cumplirse las mismas.
- Evitar distorsiones. Aun si acaso los negociadores de la UE plantearan que no les sería posible aceptar el condicionamiento a indicadores que no pudieran ser controlados por Europa (por ejemplo: discrecionalidad de salvaguardas sanitarias o ambientales que podría ser utilizadas como barreras para-arancelarias) , otra alternativa podría ser vincular las concesiones mutuas a metas relacionadas con la participación de mercado de las exportaciones del Mercosur (productos con valor agregado, diversificación productiva).
- Priorizar el desarrollo: Una metodología con metas acordadas para el desarrollo, que fueran más allá de salvaguardas temporales, permitiría: i) de producirse crisis de balanza de pagos u otras dificultades económicas que llevara a la caída de la actividad económica, pudieran revertirse legalmente y renegociarse las concesiones, ii) ahondar el compromiso de bregar en forma permanente por el desarrollo mutuo y armónico de vínculos cooperación y complementación.
No debe seguir una negociación crucial con la Unión Europa solo en manos de un grupo pequeño de “especialistas” y la presión de grupos de interés o medios de comunicación superficiales o sectorizados por posiciones ideológicas o intereses económicos particulares, como se ha repetido a lo largo de años
Las negociaciones de dos regiones tan importantes y con lazos tan estrechos como la Unión Europea y el Mercosur son un asunto serio y no pueden ser concretadas en entremeses confidenciales de técnicos y diplomáticos para ser presentadas como “hecho consumado” en forma rimbombante y engañosa hacia las sociedades. Deben formar parte de una construcción y voluntad genuina y consistente teniendo en consideración capacidades, necesidades y potencialidades beneficio mutuo para ambas regiones. .