Abolir el dúo BM/FMI y crear una nueva arquitectura internacional democrática
Eric Toussaint
Este artículo hace un balance del FMI y del Banco Mundial, y al mismo tiempo propone la abolición de las dos instituciones, y también la de la OMC. Se las debe reemplazar por nuevas instituciones cuya prioridad sea la satisfacción de los derechos humanos fundamentales, en el marco de una nueva arquitectura internacional democrática.
32 argumentos contra el Banco Mundial y el FMI
1) Desde su creación en 1944, el Banco Mundial y el FMI apoyaron activamente a todas las dictaduras y a todos los regímenes corruptos aliados de Estados Unidos.
2) Pisotean la soberanía de los Estados en violación flagrante del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos, principalmente por las condicionalidades que esas instituciones imponen. Esas condicionalidades empobrecen a la población, incrementan las desigualdades, libran a los países a las transnacionales y modifican la legislación de los Estados –reformas en profundidad del Código de trabajo, de los Códigos mineros, forestales, abrogación de los convenios colectivos, etc. — a favor de los acreedores y de los «inversores» extranjeros.
3) A pesar de haber detectado desvíos masivos, el Banco Mundial y el FMI mantuvieron e incluso aumentaron los importes prestados a regímenes corruptos y dictatoriales, aliados de las potencias occidentales (véase el emblemático caso del Congo-Zaire de Mobutu, luego del informe Blumenthal, en 1982).
4) Ayudaron, con su apoyo financiero, a la dictadura de Habyarimana en Ruanda hasta 1992, lo que le permitió al dictador quintuplicar los efectivos de su ejército. Las reformas económicas que impuso en 1990 desestabilizaron al país y exacerbó conflictos latentes. El genocidio, preparado desde fines de los años 1980 por el régimen de Habyarimana fue perpetrado a partir de 1994, produciendo cerca de un millón de muertos entre los tutsis y los hutus moderados. A continuación, el Banco Mundial exigió la devolución de la deuda, contraída por el régimen genocida, a las nuevas autoridades ruandesas.
5) Apoyaron a algunos regímenes dictatoriales del otro campo (Rumanía de 1973 a 1982, China, a partir de 1980) para debilitar a la URSS, antes de su implosión en 1991.
6) Sostuvieron las peores dictaduras hasta el momento de su derrocamiento. Ejemplos: el apoyo emblemático a Suharto en Indonesia entre 1965 y 1998, a Marcos en Filipinas entre 1972 y 1986, a Ben Ali en Túnez y a Mubarak en Egipto hasta el derrocamiento de ambos, en 2011.
7) Sabotearon activamente las experiencias democráticas y progresistas, como la de Jacobo Arbenz, en Guatemala, y la de Mohammad Mossadegh, en Irán, en la primera mitad de los años 1950, la de João Goulart al comienzo de los años 1960, en Brasil, hasta la de los sandinistas en Nicaragua en los años 1980, pasando por la de Salvador Allende en Chile entre 1970 y 1973. Por supuesto, la lista completa es mucho más larga.
8) El Banco Mundial y el FMI exigen a los pueblos, víctimas de los tiranos que financian, el reembolso de deudas odiosas que los regímenes autoritarios y corruptos contrajeron.
9) Así mismo, el Banco Mundial exigió a los países que accedían a la independencia, a finales de los años 1950 y comienzo de los años 1960, que reembolsaran las deudas odiosas contraídas por las ex potencias coloniales para colonizarlos. En particular, fue el caso de la deuda colonial contraída por Bélgica ante el Banco Mundial para completar la colonización del Congo en los años 1950. Recordemos que ese tipo de transferencia de deudas coloniales está prohibido por el derecho internacional.
10) En la década de 1960, el Banco Mundial y el FMI sostuvieron financieramente a algunos países como Sudáfrica, en la época del apartheid, y Portugal, que mantenía su yugo colonial en África y en el Pacífico, mientras que pesaba sobre esos países un boicot financiero internacional decretado por la ONU. El Banco Mundial apoyó a un país que había anexado por la fuerza a otro (anexión de Timor Oriental por Indonesia en 1975).
11) En materia ambiental, el Banco Mundial prosigue el desarrollo de una política productivista y extractivista infausta para los pueblos y nefasta para la naturaleza. El Banco subvenciona masivamente la construcción de centrales térmicas de carbón, que tienen un efecto catastrófico en la contaminación y el cambio climático, y además, consiguió que se le atribuyera la gestión de los permisos para contaminar. También financia la construcción de grandes represas que originan enormes daños en el medio ambiente. El Banco Mundial favorece el desarrollo del agrobusiness contra la agricultura campesina, sostiene la utilización de pesticidas, herbicidas, abonos químicos, todos ellos responsables de una pérdida dramática de biodiversidad y de un empobrecimiento de los suelos. El Banco Mundial también favorece la privatización y comercialización de tierras en beneficio de los grandes propietarios.
12. El Banco Mundial financia proyectos que violan de manera flagrante los derechos humanos. Entre los proyectos menos respetuosos con los derechos humanos directamente apoyados por el Banco, destaca el proyecto de «transmigración» en Indonesia (años 1970-1980), en el que varios de los componentes del mismo se pueden considerar crímenes contra la humanidad (destrucción del medio natural de las poblaciones indígenas, desplazamiento forzoso de poblaciones). En los años 2000, el Banco Mundial financió íntegramente la mal llamada operación de «salidas voluntarias» en la RDC, un plan de despidos que violaba los derechos de 10.655 trabajadores de la empresa minera pública, Gencaminas situada en Katanga. Esos trabajadores todavía están esperando los pagos de los atrasos de salarios e indemnizaciones previstas por el derecho congoleño.
13) El Banco Mundial y el FMI favorecieron el surgimiento de factores que provocaron la crisis de la deuda que estalló en 1982. Resumiendo: a) el Banco Mundial y el FMI empujaron a los países a endeudarse en condiciones que llevaban al sobreendeudamiento; b) incitaron, e incluso forzaron, a los países a eliminar los controles sobre el movimiento de capitales y el cambio, acentuando así la volatilidad de los capitales y facilitando su fuga; c) empujaron a los países a abandonar la industrialización por sustitución de importaciones en beneficio de un modelo basado en la promoción de las exportaciones.
14) Disimularon los peligros que, sin embargo, habían ya detectado (sobreendeudamiento, crisis de pagos, transferencias negativas…).
15) Desde que estalló la crisis en 1982, el Banco Mundial y el FMI favorecieron, de manera sistemática, a los acreedores y debilitaron a los deudores.
16) El Banco Mundial y el FMI, recomendaron, incluso impusieron políticas que transfirieron el pago de la factura de la crisis de la deuda a los pueblos, mientras favorecían a los más poderosos.
17) El Banco Mundial y el FMI, continuaron la «generalización» de un modelo económico que aumenta sistemáticamente las desigualdades entre los países y también dentro de cada uno de ellos.
18) En los años 1990, el Banco Mundial y el FMI, con la complicidad de los gobiernos, extendieron las políticas de ajuste estructural a la mayoría de los países de América Latina, África, Asia, Europa central y oriental (incluida Rusia).
19) En los países del exbloque soviético, las privatizaciones masivas fueron realizadas en detrimento del bien común y enriquecieron, de forma colosal, a un puñado de oligarcas
20) Esas dos instituciones reforzaron a las grandes empresas privadas y, al mismo tiempo, debilitaron a los poderes públicos y a los pequeños productores. Además, agravaron la explotación de asalariados y asalariadas y precarizaron aún más sus trabajos. Actuaron igual con los y las pequeños/as productores/as.
21) Su retórica de lucha por la reducción de la pobreza esconde mal una política concreta que reproduce y refuerza las causas mismas de la pobreza.
22) El discurso del Banco Mundial sobre la «igualdad de género» coincide en la práctica con políticas que refuerzan algunos aspectos de la dominación patriarcal. Las políticas financiadas por el Banco y por el FMI tienen consecuencias nefastas sobre las condiciones de vida de las mujeres.
23) La liberalización del flujo de capitales, que el Banco y el FMI favorecieron sistemáticamente, reforzó la evasión fiscal, la fuga de capitales, la corrupción.
24) La liberalización de los intercambios comerciales reforzó las economías dominantes y fragilizó las economías dominadas. La mayor parte de los y las pequeños/as y medianos/as productores/as de los países en desarrollo no tienen capacidad para resistir la competencia de las grandes empresas, ya sean del Norte o del Sur.
25) El Banco Mundial y el FMI trabajan en estrecha colaboración con la OMC, y con los gobiernos cómplices, para imponer una agenda radicalmente opuesta a la satisfacción de los derechos humanos fundamentales.
26) Desde que la crisis afectó a la Unión Europea, el FMI, a partir de 2010, estuvo en primera línea para imponer al pueblo griego, portugués, irlandés, chipriota… las políticas que habían sido impuestas antes a los pueblos de los países en desarrollo, a los de Europa central y oriental, en los años 1990.
27) El Banco Mundial y el FMI, que predican la buena gobernanza, con relaciones estables, mantienen ocultas actuaciones dudosas.
28) El Banco Mundial y el FMI contribuyeron sistemáticamente a socavar el servicio de salud pública. Ese proceso debilitó fuertemente la capacidad de los gobiernos y de los pueblos a afrontar enfermedades tradicionales como la malaria (paludismo) o la tuberculosis, así como epidemias nuevas como la Covid-19.
29) Esas dos instituciones mantienen a la mayoría de países en desarrollo en la marginalidad, aunque éstos constituyan la mayoría de sus miembros, mientras privilegia a un puñado de gobiernos de países ricos.
30) En resumen, el Banco Mundial y el FMI constituyen instrumentos despóticos en manos de una oligarquía internacional (un pequeño grupo de grandes potencias y sus sociedades transnacionales) que fortalece al sistema capitalista internacional, destructor de la humanidad y del medio ambiente.
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31) Es necesario enunciar las acciones nefastas del Banco Mundial y del FMI, con el fin de acabar con ellas. Esas instituciones reclaman el pago de unas deudas que deben ser anuladas. El Banco Mundial y el FMI, y sus dirigentes, deben ser demandados ante la justicia.
32) Es urgente construir una nueva arquitectura democrática internacional que favorezca una redistribución de las riquezas y sostenga los esfuerzos de los pueblos para la realización de un desarrollo socialmente justo y respetuoso de la naturaleza.
Construir una nueva arquitectura internacional
Hay que elegir propuestas que redefinan radicalmente los fundamentos de la arquitectura internacional (misiones, funcionamiento…). Tomemos por caso la OMC, el FMI y el Banco Mundial.
La organización que reemplazara al Banco Mundial debería estar ampliamente regionalizada (los bancos del Sur podrían estar relacionados), y tendría por función proveer préstamos, con tipos de interés muy bajos o nulos y donaciones, que solamente se podrían otorgar con la condición de ser utilizados en el respeto riguroso de las normas sociales y ambientales y, en forma más general, de los derechos humanos fundamentales. Contrariamente al Banco Mundial actual, el nuevo banco, que el mundo necesita, no buscaría representar los intereses de los acreedores e imponer a los deudores un comportamiento de sumisión al «mercado rey», tendría por misión prioritaria defender los intereses de los pueblos que reciben préstamos y donaciones.
El nuevo FMI debería volver a considerar una parte de su mandato original para garantizar la estabilidad de las monedas, luchar contra la especulación, controlar los movimientos de capitales, debería actuar en pro de la prohibición de los paraísos fiscales y del fraude fiscal. Para alcanzar ese objetivo, podría contribuir, en colaboración con las autoridades nacionales y los fondos monetarios regionales (que se deben crear), a la recaudación de diferentes impuestos internacionales.
La nueva OMC debería tener como objetivo, en el ámbito del comercio, garantizar la realización de una serie de pactos internacionales fundamentales, comenzando por la Declaración de los Derechos Humanos y todos los tratados fundamentales en materia de derechos humanos (individuales o colectivos) y ambientales. Su función sería supervisar y reglamentar el comercio de manera que sea rigurosamente conforme a las normas sociales (Convenciones de la Organización Internacional del Trabajo) y ambientales. Esa definición es totalmente opuesta a los objetivos actuales de la OMC, ya que implica, de forma bien evidente, una estricta separación de poderes: está fuera de toda cuestión que la OMC, como, por cierto, cualquier otra organización, posea en su seno su propio tribunal. Por lo tanto, es necesario suprimir el Órgano de Solución de Diferencias (OSD).
Todas estas pistas requieren la elaboración de una arquitectura mundial coherente, jerarquizada y dotada de una división de poderes. La piedra angular podría ser la ONU, siempre y cuando su Asamblea general se convirtiera en la verdadera instancia de decisión, lo que implicaría suprimir el estatus de miembro permanente del Consejo de Seguridad (y el derecho de veto que está ligado al mismo). La Asamblea General podría delegar misiones específicas a organismos ad hoc.
Otra cuestión, que todavía no ha progresado lo suficiente, es la de un dispositivo internacional de derecho, de un poder judicial (independiente de otras instancias de poder internacional), que complete el dispositivo actual, conformado principalmente por el Tribunal Internacional de La Haya y el Tribunal Penal Internacional. Con la ofensiva neoliberal, que comenzó durante las décadas de 1970 y 1980, la ley de comercio progresivamente dominó el derecho público. Instituciones internacionales como la OMC y el Banco Mundial funcionan con sus propios órganos de justicia: el Órgano de Solución de Diferencias (OSD) de la OMC y el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), órgano del Banco Mundial, cuyo rol aumentó desmesuradamente. La carta de las Naciones Unidas es violada regularmente por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
Hemos señalado los límites del derecho internacional y las violaciones sistemáticas de la Carta de las Naciones Unidas, especialmente la prohibición del recurso a la fuerza contenido en su artículo 2. Se han creado nuevos espacios de «no derecho» (por ejemplo, los prisioneros sin derechos, encerrados en Guantánamo, por Estados Unidos). Estados Unidos, después de haber recusado el Tribunal Internacional de La Haya (por el que estuvo condenado en 1985 por agresión a Nicaragua), rechazó también el Tribunal Penal Internacional. Lo mismo se aplica al régimen neofascista de Netanyahu, culpable de genocidio contra el pueblo palestino. [1] Todo eso es extremadamente preocupante y requiere urgentemente iniciativas para completar un dispositivo internacional de derecho.
Esperando esa implementación judicial internacional, hay que llevar a instituciones como el Banco Mundial y el FMI ante los tribunales de justicia, de jurisdicciones nacionales, para que rindan cuentas de sus acciones. Se debe exigir la anulación de las deudas que tanto el Banco Mundial como el FMI reclaman, y que se pueda actuar para impedir la aplicación de las políticas nefastas que dichas instituciones recomiendan o imponen.
Notas
[1] Swissinfo.ch, «Israel objeta oficialmente la jurisdicción de la CPI y la emisión de órdenes de arresto», 20 de septiembre de 2024,
https://www.swissinfo.ch/spa/
*Doctor en Ciencias políticas de la Universidad de Lieja y de la Universidad de París VIII, es el portavoz del CADTM internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia.