Trabajo: Otra conferencia, sus promesas… y las dudas de siempre
Eduardo Camin
Entre el 3 y el 14 de junio de este año se lleva a cabo en Ginebra, (Suiza) la 112º Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), que contará con la participación de delegados de trabajadores, empleadores y gobiernos de los 187 Estados Miembro de la OIT.
La Conferencia Internacional del Trabajo se reúne para abordar los desafíos más apremiantes del ámbito laboral. Este año, los debates se centrarán en algunos de los temas clave como la protección contra los peligros biológicos en el entorno de trabajo, los principios y derechos fundamentales en el trabajo, el trabajo decente y la economía del cuidado.
Nuevas proyecciones indican que el desempleo mundial disminuirá modestamente este año, aun cuando persisten las desigualdades en los mercados laborales, con las mujeres de los países de bajos ingresos particularmente afectadas, según un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El informe Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Actualización de mayo de 2024 prevé que la tasa de desempleo mundial en 2024 se situará en el 4,9%, por debajo del 5,0% de 2023. La cifra revisa a la baja la anterior proyección de la OIT del 5,2% para este año. Sin embargo, se espera que la tendencia a la baja del desempleo se estabilice en 2025, con una tasa de paro del 4,9%, según el informe.
A pesar de estas perspectivas, el informe subraya la persistente falta de oportunidades de empleo. La OIT calcula que el «déficit de empleo» -que mide el número de personas sin trabajo pero que desean trabajar- se situará en 402 millones de personas en 2024. Esto incluye 183 millones de personas contabilizadas como desempleadas.
«El informe de hoy revela retos críticos en materia de empleo que aún debemos abordar. A pesar de nuestros esfuerzos para reducir las desigualdades a nivel mundial, el mercado laboral sigue siendo un campo de juego desigual, especialmente para las mujeres», dijo el Director General de la OIT, Gilbert F. Houngbo. «Para lograr una recuperación sostenible cuyos beneficios sean compartidos por todos, debemos trabajar hacia políticas inclusivas que tengan en cuenta las necesidades de todos los trabajadores. Debemos situar la inclusión y la justicia social en el centro de nuestras políticas e instituciones. De lo contrario, no alcanzaremos nuestro objetivo de garantizar un desarrollo fuerte e integrador», agregó.
Las cifras detalladas del informe muestran que las mujeres, especialmente en los países de renta baja, se ven desproporcionadamente afectadas por la falta de oportunidades. La brecha laboral de las mujeres en los países de renta baja alcanza un sorprendente 22,8%, frente al 15,3% de los hombres. Esto contrasta con los países de renta alta, donde la tasa es del 9,7% para las mujeres y del 7,3% para los hombres.Estas diferencias son sólo la «punta del iceberg», ya que el número de mujeres completamente desvinculadas del mercado laboral es significativamente mayor que el de hombres.
El informe concluye que las responsabilidades familiares pueden explicar gran parte de la diferencia observada en las tasas de empleo de mujeres y hombres. A escala mundial, el 45,6% de las mujeres en edad de trabajar estarán empleadas en 2024, frente al 69,2% de los hombres.
Incluso cuando las mujeres están empleadas, suelen ganar mucho menos que los hombres, sobre todo en los países de renta baja. Mientras que en los países de renta alta las mujeres ganan setenta y tres céntimos por cada dólar que ganan los hombres, esta cifra desciende a sólo cuarenta y cuatro céntimos en los países de renta baja.
«Abrumador» déficit de financiación de la protección social
Por su parte un nuevo estudio ofrece estimaciones actualizadas sobre cuánto más deben gastar los países para garantizar el acceso universal a la atención sanitaria esencial y a la seguridad básica de los ingresos.
Se prevé que los gobiernos de los países de bajos y medianos ingresos deberán aumentar el gasto para garantizar la protección social universal en aproximadamente 1,4 billones de dólares adicionales si quieren ofrecer protección social básica para todos, según un nuevo documento de trabajo de la OIT Financing Gap for Universal Social Protection: Global, regional and nationalestimates and strategiesforcreating fiscal space (Déficit de financiación para la protección social universal: Estimaciones y estrategias mundiales, regionales y nacionales para crear un espacio fiscal).
Este déficit de financiación representa el 3,3% del PIB anual de los países de renta baja y media juntos. Las conclusiones apuntan a retos aún mayores para los países de renta baja, donde el déficit de financiación de la protección social alcanza un abrumador 52,3% del PIB anual.
Para lograr la cobertura universal, los países de ingresos bajos y medios necesitarán un gasto público adicional del 10,6% del gasto público anual. Esto puede conseguirse mediante recursos nacionales, como los impuestos y las cotizaciones a la seguridad social, así como mediante una mejor gestión de la deuda soberana. Sin embargo, para los países de bajos ingresos en particular, salvar la brecha requeriría la movilización de cuatro veces el gasto público anual. Por eso, según el documento de trabajo, es necesaria la solidaridad internacional. Los autores señalan que, para cerrar esa brecha, la ayuda al desarrollo a estos países tendría que triplicarse con creces y destinarse exclusivamente a la protección social.
A nivel regional, los resultados muestran que África se enfrenta a los retos más importantes, con un déficit de financiación del 17,6% del PIB anual del continente, seguida de los países de renta baja y media de los Estados árabes (11,4%), América Latina y el Caribe (2,7%), Asia y el Pacífico (2,0%) y Europa y Asia Central (1,9%).
El nuevo estudio también sostiene que alcanzar la protección social universal es fundamental para afrontar adecuadamente las consecuencias de la crisis climática, porque la protección social universal ayuda a reducir las vulnerabilidades y los choques climáticos. En este sentido, el documento señala que la financiación internacional para el clima puede ayudar a reforzar y adaptar los sistemas de protección social en los países de renta baja y media.
Basándose en cifras correspondientes a 133 países de renta baja y media, el documento de trabajo ofrece estimaciones de la inversión necesaria para garantizar la cobertura universal de las prestaciones básicas para todos los niños, las madres de recién nacidos, las personas con discapacidades graves, las personas de edad avanzada y los desempleados, así como la atención sanitaria esencial universal.
En términos más generales, a pesar de la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en 2015, los avances en la reducción de la pobreza y la informalidad se han ralentizado en comparación con la década anterior. El número de trabajadores en empleo informal ha crecido de aproximadamente 1.700 millones en 2005 a 2.000 millones en 2024. Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se necesita urgentemente «un enfoque integral» para reducir la pobreza y la desigualdad, concluye el informe.
*Periodista uruguayo residente en Ginebra, exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas en Ginebra, Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)