Los objetivos del desarrollo sostenible y un mundo desigual e hipertenso
Eduardo Camín
“Cada hora, más de mil personas mueren de accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos. La mayoría de estas muertes son causadas por la presión arterial alta, y la mayoría podrían haberse evitado”, dijo el Dr. Tom Frieden, presidente de Resolve to Save Lives. “Una buena atención de la hipertensión es asequible, está al alcance y fortalece la atención primaria de salud. El desafío es pasar de “al alcance” a “alcanzado”: “ésto requerirá el compromiso de los gobiernos de todo el mundo”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó su primer informe sobre el devastador impacto global de la presión arterial alta -concretamente la hipertensión-, junto a una serie de recomendaciones sobre las formas de ganar la carrera contra este asesino silencioso. El mismo muestra que aproximadamente cuatro de cada cinco personas con hipertensión no reciben un tratamiento adecuado, pero si los países lograran ampliar la cobertura, se podrían evitar 76 millones de muertes entre 2023 y 2050.
El informe se presenta durante la 78ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que aborda el progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluidos los objetivos de salud sobre preparación y respuesta ante pandemias, poner fin a la tuberculosis y lograr la cobertura universal de salud, lo que determina que una mejor prevención y control de la hipertensión será esencial para avanzar en todos ellos.
La hipertensión afecta a uno de cada tres adultos en todo el mundo. Esta condición común y mortal conduce a un accidente cerebrovascular, ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca, daño renal y muchos otros problemas de salud. El número de personas que viven con hipertensión (presión arterial de 140/90 mmHg o superior o que toman medicamentos para la hipertensión) se duplicó entre 1990 y 2019, de 650 millones a 1.300 millones de personas.
Casi la mitad de ellas, en todo el mundo, actualmente desconocen su condición. Más de tres cuartas partes de los adultos con hipertensión viven en países de ingresos bajos y medios.
La edad avanzada y la genética pueden aumentar el riesgo de tener presión arterial alta, pero los factores de riesgo modificables como comer una dieta alta en sal, no ser físicamente activo y beber demasiado alcohol también pueden aumentar el riesgo de hipertensión. Los cambios en el estilo de vida, como comer una dieta más saludable, dejar el tabaco y ser más activo, pueden ayudar a disminuir la presión arterial. Algunas personas pueden necesitar medicamentos que puedan controlar la hipertensión de manera efectiva y prevenir las complicaciones relacionadas.
La prevención, la detección temprana y el tratamiento eficaz de la hipertensión se encuentran entre las intervenciones más rentables en la atención de la salud y los países deben priorizarlas como parte de su paquete nacional de prestaciones de salud ofrecido a nivel de atención primaria, señala el informe. Los beneficios económicos de los programas mejorados de tratamiento de la hipertensión superan los costos en aproximadamente 18 a 1.
“La hipertensión se puede controlar de manera efectiva con regímenes de medicamentos simples y de bajo costo, y, sin embargo, solo una de cada cinco personas con hipertensión la ha controlado”. dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
“Los programas de control de la hipertensión siguen siendo descuidados, poco priorizados y muy poco financiados. El fortalecimiento del control de la hipertensión debe ser parte del camino de cada país hacia la cobertura universal de salud, basada en sistemas de salud que funcionen bien, equitativos y resilientes, construidos sobre la base de la atención primaria de salud”.
Un aumento en el número de pacientes tratados eficazmente por hipertensión a los niveles observados en países de alto rendimiento podría prevenir 76 millones de muertes, 120 millones de accidentes cerebrovasculares, 79 millones de ataques cardíacos y 17 millones de casos de insuficiencia cardíaca entre ahora y 2050.
«La mayoría de los ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en el mundo pueden prevenirse con medicamentos asequibles, seguros y accesibles y otras intervenciones, como la reducción del sodio», dijo Michael R. Bloomberg, embajador mundial de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Traumatismos. “El tratamiento de la hipertensión a través de la atención primaria de salud salvará vidas, al tiempo que ahorrará miles de millones de dólares al año”.
La hipertensión se puede tratar fácilmente con medicamentos genéricos seguros, ampliamente disponibles y de bajo costo utilizando programas como HEARTS, señala la OMS. El paquete técnico HEARTS para el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares en la atención primaria de salud y las directrices para el tratamiento farmacológico de la hipertensión en adultos proporcionan medidas probadas y prácticas para brindar una atención eficaz en entornos de atención primaria de salud.
Se puede lograr un manejo eficaz de la presión arterial en toda la comunidad y en todo el país en países de todos los niveles de ingresos. Más de 40 países de ingresos bajos y medios, incluidos Bangladesh, Cuba, India y Sri Lanka, han fortalecido su atención de la hipertensión con el paquete HEARTS, inscribiendo a más de 17 millones de personas en programas de tratamiento.
Países como Canadá y Corea del Sur ofrecieron programas nacionales integrales de tratamiento de la hipertensión, y ambos países superaron la marca del 50% para el control de la presión arterial en adultos que viven con hipertensión. Los programas nacionales de control de la hipertensión sostenidos y sistemáticos pueden tener éxito, y un alto nivel de control de la presión arterial se traduce en menos accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos, y vidas más largas y saludables.
Algunos aspectos determinantes de salud
La salud de la población está determinada por un conjunto de factores que operan simultáneamente en distintos niveles de organización, desde lo individual hasta lo social. El análisis de las desigualdades de salud requiere incorporar la dimensión socioeconómica y la distribución de las características e indicadores de la situación de salud, y no únicamente sus valores promedio.
La hipertensión arterial que afecta a grandes poblaciones está estrechamente relacionada con las determinantes de salud y, por tanto, muy vinculada a la estructura económica existente, donde existen grandes diferencias en las determinantes entre los sistemas político-económicos.
Pero las reformas económicas llevadas a cabo fueron seguidas por mayores niveles de desempleo, mayor disparidad entre grupos sociales y distribución desigual de los ingresos. La globalización ha contribuido a homogeneizar los patrones de consumo y modos de vida, cuyos efectos tienen importantes implicaciones para la salud, tales como la propagación de enfermedades o vectores (cólera, dengue, etc.), y la imposición de modos de vida no saludables (tabaquismo, consumo de drogas, violencia, etc.).
En términos de riesgos como de oportunidades, la globalización impone desafíos internacionales y trasnacionales para la promoción de la salud, la prevención y el control de enfermedades, y la calidad de vida
Una eterna oportunidad perdida… Alma Ata
La única manera de tratar eficazmente las pandemias, junto al resurgimiento de otras patologías, es a través de sistemas de salud completos, equitativos y universalmente accesibles. Esa fue precisamente la solución propuesta a los países por la OMS, en la Conferencia Internacional sobre la Atención Primaria de la Salud (APS) celebrada en 1978 en Alma Ata.
Si se hubiera apoyado el magnífico proyecto de justicia social de la OMS, todos los países estarían hoy adecuadamente equipados para hacer frente a cualquier crisis sanitaria, y a cualquier problema sanitario común. Pero la Atención Primaria de Salud no recibió apoyo. Por el contrario, en un par de años, sus fundamentos de justicia social y económica quedaron más o menos destruidos y el proyecto se desmanteló progresivamente durante la siguiente década.
En realidad, desde el inicio del milenio, en vista de la falta de apoyo por parte de los patrocinadores financieros para cualquier revitalización genuina de la (APS), la OMS ha frenado drásticamente sus ambiciones y ahora lucha por la Cobertura Universal de Salud (CUS). Tal como se concibe actualmente, y a pesar de las invocaciones dialécticas al espíritu de Alma Ata, la CUS representa una regresión sustancial con respecto al proyecto de justicia social de la OMS.
En los intentos posteriores de la OMS por revivir la APS se ha hablado sobre los derechos humanos y a veces se ha hecho referencia a la desigualdad dentro de las sociedades (nunca entre países), pero en ninguno de estos cargos de conciencia se menciona el verdadero pilar de la Salud para Todos, que es un orden económico internacional justo y racional.
Bajo los regímenes neoliberales, los Estados miembros más poderosos representan cada vez más los intereses de sus empresas trasnacionales en la anual Asamblea Mundial de la Salud, en lugar de los intereses de salud pública de sus conciudadanos.
Apoyan a los gigantes de la alimentación, las bebidas y la agroindustria -cuando las enfermedades no transmisibles o la nutrición están a la orden del día-, a las grandes empresas farmacéuticas en relación con el acceso a los medicamentos, y a todo el sector de la salud con fines de lucro, incluidos los equipos médicos, los proveedores de servicios de salud privados y las compañías de seguros de salud privadas, en relación con la Cobertura Universal de Salud.
En las cuatro últimas décadas, la OMS ha perdido gradualmente el control de su presupuesto y, por consiguiente, de su programa de trabajo, en parte porque la organización se había vuelto (efímeramente) “demasiado socialista”, pero en gran parte porque, en virtud del imperativo capitalista, es intolerable que un sector potencialmente rentable siga sin explotarse.
La salud representa un mercado billonario en dólares (10 billones de dólares en 2020) como el Foro Económico Mundial de Davos no deja de recordar a sus contribuyentes. Las “donaciones” a la OMS o la participación en asociaciones público-privadas para la salud son inversiones valiosas para las empresas multinacionales que buscan nuevas esferas rentables para sus actividades.
La salud internacional está hoy en día controlada por el Banco Mundial, el Grupo de los 7 y en parte por el Grupo de los 20, con la OMS reducida potencialmente al papel de intermediario de las asociaciones público-privadas, las más a menudo llamadas asociaciones de múltiples partes interesadas. El problema de estos acuerdos es que las asociaciones público-privadas en materia de salud permiten a los intereses privados establecer e influir en el programa de salud pública.
La humanidad está en peligro -más allá de lo sanitario- y por eso se necesita discutir el modelo productivo del capitalismo en nuestra época, causa en origen del calentamiento global y el cambio climático y el conjunto de efectos sociales entre los que destaca la explotación de la fuerza de trabajo, el saqueo de los bienes comunes, el empobrecimiento extendido y la concentración, explicando la realidad de una desigualdad social incrementada.
La solución al problema de los recursos para la salud no es que los organismos públicos vayan a mendigar al sector privado o a las fundaciones de famosos filántropos, completamente identificados con el capitalismo trasnacional.
La solución hoy en día, como lo fue en Alma Ata hace más de cuatro décadas , sigue siendo la justicia económica y una base impositiva adecuada, así como la financiación apropiada de las instituciones públicas como la OMS a través de los presupuestos ordinarios, para que pueda cumplir con sus responsabilidades internacionales sin impedimentos por parte de los intereses corporativos.
Mucho tememos que los objetivos del desarrollo sostenible sólo sostienen un eterno anacronismo entre donantes e interesados embusteros del filantrocapitalismo.
*Periodista uruguayo residente en Ginebra, exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas en Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)