Mirko C. Trudeau
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, denunció el fracaso de un sistema financiero internacional que permite que tres mil 300 millones de personas vivan en países donde los gobiernos gastan más en el pago de intereses de su deuda externa que en educación, salud o alimentos.
“La mitad de nuestro mundo se hunde hacia un desastre del desarrollo, alimentado por la aplastante crisis de la deuda”, dijo Guterres. La mitad de la población mundial vive en países que gastan más en el pago de intereses de su deuda que en educación, salud o alimentos.
Anunció igualmente la creación de un mecanismo que busca aligerar “las barreras a la inversión privada en los países emergentes”, para asociar dicha inversión a la lucha contra el cambio climático. Impulsada por Estados Unidos y apoyada por numerosos países, la reforma de las instituciones financieras internacionales está en negociación desde finales de 2022.
El récord del pasivo público mundial se debe al endeudamiento de los gobiernos para hacer frente a la pandemia de covid-19, y los países en desarrollo son los que más están sufriendo la carga. La mitad del mundo se hunde hacia un desastre del desarrollo, alimentado por la aplastante crisis de la deuda, deploró Guterres. El 70 por ciento de la deuda corresponde a China, India y Brasil. Del total, 52 países, cerca del 40 % del mundo en desarrollo, “tienen importantes problemas de deuda”, recordó.
Estas deudas insostenibles están concentradas en países pobres y no están consideradas como un riesgo sistémico. Son cifras y lamentablemente no un espejismo. Tres mil 300 millones de personas son más que un riesgo sistémico, son un fracaso sistémico.
La composición de esta deuda de los países en desarrollo ha evolucionado, precisó Rebeca Grynspan, secretaria general de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad). En 2010, los acreedores privados representaban el 47 % de la deuda externa de los países en desarrollo, pero en 2021 se elevó al 62 %. “Mientras estas fuentes privadas pueden proporcionar liquidez vital para los países, los términos suelen ser menos favorables y esto hace la reestructuración más compleja y la deuda pública más cara”, comentó.
Mientras, el nuevo presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, anunció que ampliará sus “herramientas” de ayuda internacional con nuevos instrumentos, dijo en una cumbre en París consagrada a repensar las finanzas climáticas. La novedad fundamental, señaló, será “ofrecer una pausa en el pago de la deuda para que los países puedan centrarse en lo que importa cuando hay una crisis, y dejen de preocuparse por la factura que está por llegar”.
Anunció igualmente la creación de un mecanismo que busca aligerar “las barreras a la inversión privada en los países emergentes”, para asociar dicha inversión a la lucha contra el cambio climático. Impulsada por Estados Unidos y apoyada por numerosos países, la reforma de las instituciones financieras internacionales está en negociación desde finales de 2022.
La propuesta se acerca mucho a una idea promovida por la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, que propugna una pausa en el pago de la deuda en caso de catástrofe natural en un país en desarrollo, vinculada al calentamiento global.
Deuda y desarrollo
Antonio Guterres reclamó sin éxito una reforma de las instituciones financieras internacionales.Los países en desarrollo acumulan casi 30 por ciento de la deuda pública mundial, mientras la arquitectura financiera internacional hace que sel acceso de los países en desarrollo a la financiación sea inadecuado y caro, señaló el informe de la ONU.“La mitad de nuestro mundo se hunde hacia un desastre del desarrollo, alimentado por la aplastante crisis de la deuda”, enfatizó
Tienen el 30 % de esta deuda, que aumenta más rápido porque los intereses que pagan son cada vez más altos pese a que la deuda cae con relación al Producto Interno Bruto.
Son 59 los países en desarrollo que se enfrentan a un nivel de deuda con relación al producto interno bruto (PIB) superior a 60 por ciento, y que aumenta más rápido porque los intereses que pagan son cada vez más altos. La deuda aumenta más rápido porque los intereses que pagan son cada vez más altos pese a que la deuda cae con relación al Producto Interno Bruto (PIB).
En 2010, los acreedores privados representaban 47 por ciento de la deuda externa de los países en desarrollo, pero en 2021 ese porcentaje se elevó a 62 por ciento. En África, la participación de los acreedores creció de 30 por ciento en 2010 a 44 por ciento en 2021, mientras América Latina concentra la mayor proporción de acreedores privados en posesión de deuda pública externa de todas las regiones, con 74 por ciento.
Del total, 52 países –cerca de 40 por ciento del mundo en desarrollo– tienen importantes problemas de deuda, recordó Guterres, quien ha reclamado sin éxito una reforma de las instituciones financieras internacionales. Es un resultado de la desigualdad intrínseca de un sistema financiero obsoleto, que refleja las dinámicas coloniales de la época en que se creó.
*Economista, politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)