Dólar fuerte y precios altos son una doble carga para el Sur
Redacción IPS
El precio internacional del trigo, la base del pan, se incrementó 89 % con respecto a su valor antes de la pandemia, pero, para los países del Sur que debieron devaluar su moneda frente al dólar, el incremento en el costo de la importación de ese producto ha sido todavía mayor
Los altos precios de los alimentos y la fortaleza del dólar suponen una doble carga para los países en desarrollo, donde millones de personas pasan hambre, indicó un análisis divulgado este miércoles 21 por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
Para los países en desarrollo importadores netos de alimentos “el mercado internacional es un salvavidas”, pero “a medida que se encarece la compra de dólares estadounidenses también se hacemás difícil para estos países evitar que millones de personas pasen hambre”, subrayó el reporte de la Unctad.
Este año los precios de los alimentos han alcanzado niveles récord, un reto para la seguridad alimentaria en todo el mundo, especialmente para los habitantes de los países en desarrollo, quienes importan la mayor parte de sus alimentos.
El reporte recordó que el índice de precios de los alimentos más comercializados, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se mantuvo en noviembre en niveles históricamente altos, de 135,7 puntos.
Esa tabla de medición tiene como base 100 los precios promedio en el bienio 2014-2016, y el pasado marzo alcanzó un máximo histórico, de 159,3 puntos.
Aunque el mundo ha sufrido crisis alimentarias en el pasado, la actual, desencadenada por la pandemia covid-19 y la guerra de Ucrania, es diferente, debido al fortalecimiento del dólar, expuso la Unctad.
Durante las crisis anteriores, el valor del dólar cayó a medida que subían los precios de los alimentos. Como el dólar es la principal moneda del comercio internacional, su devaluación redujo el precio final en moneda local que la gente pagaba por los alimentos importados, y eso supuso un cierto alivio.
Pero esta vez el dólar se ha fortalecido, subiendo 24 % entre mayo de 2021 y octubre de 2022, a medida que la Reserva Federal de Estados Unidos aumentaba los tipos de interés para intentar frenar la inflación en ese país.
Por ello la Unctad califica la combinación de los altos precios de los alimentos y la fortaleza del dólar como “doble carga”, que muchas personas de los países en desarrollo no pueden soportar, lo que les obliga a tomar decisiones aún más difíciles para llegar a fin de mes, como saltarse comidas o sacar a un niño de la escuela.
La inseguridad alimentaria aguda se ha triplicado en tres años, pasando de afectar a 135 millones de personas antes de la pandemia a casi 350 millones en la actualidad, según la FAO y el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA).
El informe utiliza el ejemplo del trigo, el cultivo más extendido en el mundo, para mostrar cómo los tipos de cambio pueden afectar a los precios, y analiza seis países importadores netos de ese rubro: Egipto, Etiopía, Mauricio, Pakistán, Perú y Tailandia.
En octubre de 2022, el precio medio del trigo era 89 % más alto que en 2020. Durante el mismo periodo, el tipo de cambio medio del dólar frente a las monedas nacionales de estos países aumentó entre 10 % y 46 %.
Si se tiene en cuenta el tipo de cambio, el aumento estimado pasa de 89% a 106 % en el caso de Perú, 112 % en Egipto y Mauricio, y 176 % en Etiopía, uno de los países con millones de habitantes afectados por inseguridad alimentaria aguda.
Para Egipto, el mayor importador mundial de trigo en 2020 (13,2 millones de toneladas), importar la misma cantidad en 2022 le costaría 3000 millones de dólares adicionales.
“Esto ilustra que el efecto del tipo de cambio es un motor significativo del aumento de la factura de importación de alimentos, contribuyendo a la inflación, la pérdida de poder adquisitivo y la inseguridad alimentaria”, dice el informe.
El informe propone recomendaciones en tres ámbitos, en línea con las propuestas del Grupo de Respuesta a la Crisis Mundial de las Naciones Unidas, y la primera es establecer programas de protección social, específicos y sostenidos, para proteger a los hogares vulnerables de los países en desarrollo.
También pide que se apoyen soluciones multilaterales de emergencia para proporcionar liquidez y aliviar la deuda de los países en desarrollo, por lo que “un buen paso adelante es la nueva Ventana de Choque Alimentario del Fondo Monetario Internacional (FMI)”.
Esa ventana, que se basa en gran medida en la propuesta de la FAO de un mecanismo de financiación de las importaciones de alimentos, proporciona financiación de emergencia a los países que se enfrentan a retos urgentes relacionados con la balanza de pagos y la crisis alimentaria mundial.
Pero se necesita urgentemente un apoyo mayor y más rápido, según el informe, para evitar una crisis generalizada de la deuda.
“El Grupo de Respuesta a la Crisis Mundial y la Unctad instan a las instituciones financieras internacionales a aumentar la liquidez para los países en desarrollo, y a utilizar los canales existentes para incrementar la accesibilidad de estos recursos a quienes los necesitan», dice el informe.
El Grupo también ha instado a todos los países a mantener abiertos los mercados, resistirse a las restricciones injustificadas e innecesarias a la exportación, y poner reservas a disposición de los países en riesgo de hambre y hambruna.