La socialización de la desigualdad en Venezuela
Ricardo Miranda Carballo
Tras ocho años consecutivos en caída, insertas en el fenómeno de estanflación –recisión más inflación-, la economía venezolana comenzó a registrar una mejoría en 2021. Ya el primer trimestre de este año mostró un crecimiento de 17,04% con respecto al del 2021, pero en este lapso creció la desigualdad y la pobreza..
Entre el 2013 –cuando murió el presidente Hugo Chávez- y 2020 el PIB cayó 75%, y en 2020 se producía la cuarta parte de lo que se produjo en 2013. Simultáneamente los precios registraron un incremento de 65.841.820.772% durante el mismo período. Desde los sectores oficiales esta caída se debió a la guerra económica de Estados Unidos y Europa occidental y cristiana, con el objetivo es derrocar el gobierno constitucional y apoderarse de sus riquezas naturales, especialmente el petróleo y el oro.
La guerra económica contra Venezuela incluye el bloqueo financiero y comercial, especialmente a la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que genera el 90% de los ingresos por exportaciones y el ataque a la moneda, el bolívar, induciendo una depreciación que, desde el año 2013 hasta la fecha, asciende a 73.166.926.676.967%, a inestabilidad que desencadenó un conjunto de distorsiones
¿Socialismo?
La utilización del término «socialista» para definir al sistema venezolano es un lastre para las izquierdas de la región. Lo cierto es que hoy las desigualdades se ven en las calles con la proliferación de vendedores informales conocidos como “buhoneros”.
Desde hace unos años el gobierno de Nicolás Maduro ha venido impulsando reformas que fueron liberalizando la economía a través de distintos mecanismos. Son el resultado de dos cambios de políticas: la dolarización y la excepción de aranceles. Se suponía que iba a ser un período breve, pero se ha extendido.
Existe la noción de que el gobierno en Venezuela es socialista, pero todo sugiere que la economía que está emergiendo está basada principalmente en el principio de obtener ganancias.
¿Venezuela es un país socialista? No: es un país con una economía capitalista bodegonera. La economía de los bodegones no está dirigida por el gobierno, no son negocios del Estado. No hay una lógica alternativa al capitalismo. Sí, es una forma distinta de capitalismo de la que existe en otros países, donde el capitalismo está más regulado.
Freddy Bernal, gobernador del estado Táchira (fronterizo con Colombia) aseguró que en Venezuela se está dando un socialismo con particularidades, construido por la gente, y que se da luego del fin de una polarización que le trajo a la gente tristeza.
«El empresario venezolano sabe que tiene mayor oportunidad de crecimiento con nosotros que con esa oposición enloquecida que los llevo a la quiebra y algunos a la cárcel. En Táchira pasamos de un discurso a una acción y se integraron sectores que hace años era imposible que se sentaran a dialogar. Lo primero que hemos logrado es la armonía social», dijo.
Venezuela es un país donde el 95% de los habitantes son pobres, el 70% está en pobreza extrema y la desigualdad es más aguda que en países como Colombia o Brasil, según la última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la opositora Universidad Católica.
Una de las muestras más visibles de la nueva economía en Venezuela es la proliferación de tiendas que venden productos de lujo. Es lo que se llaman bodegas o bodegones, supermercados que venden productos importados en dólares a precios inalcanzables para la mayor parte de la población. Hace unos años la mayoría no conseguía los productos necesarios para subsistir. Ahora abundan, pero no puede pagarlos
Colombia amigo
La apertura de la frontera entre Colombia y Venezuela y el restablecimiento de relaciones políticas ha sido positiva para ambos países, y en tan solo mes y medio se han intercambiado 600 millones de dólares y se prevé que para 2023 esa cifra sea de 1.500 millones de dólares, según el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal.
Este proceso va a generar la repotenciación de la frontera en más de 630 empresas, tres mil empleos directos y se espera que en tres años genere 10 mil empleos directos, se fortalecerá el comercio, el transporte, los delivery, las posadas, los hoteles, el intercambio comercial y turístico.
Bernal explicó que en la frontera hay 630 empresas de las cuales el 10% estaban operativas y las demás sobrevivían. «Ahora esperamos que todo esto se recomponga, en especial en textiles, marroquinería, madera, metalúrgica y ya hemos comenzado un intercambio directo entre los empresarios del Táchira y la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) sin intermediarios», acotó.
Dios petróleo
Las fuentes oficialistas señalan que la reversión de la tendencia descendente del PIB durante los últimos cuatro trimestres se debe al aumento del precio internacional del petróleo (70% más alto que en el primer semestre de 2021) en parte como consecuencia de la guerra en Ucrania.
Todos sabemos que cualquier variación del precio internacional del petróleo tiene un efecto sobre las exportaciones y la producción nacional en Venezuela, por su condición de país monoexportador.
Asimismo, progresivamente se fueron dando exenciones a las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos. Desde agosto de 2019 el Departamento del Tesoro aprobó 28 licencias o exenciones a las medidas coercitivas, unilaterales e ilegales aprobadas mediante las órdenes ejecutivas, como la autorización de ciertas transacciones relacionadas con Pdvsa.
A todo ello se suma la exportación de ciertos servicios, como software, hardware y tecnología incidente para el intercambio de comunicaciones por internet autorizada; emergencia y ciertos otros servicios médicos autorizados; ciertas transacciones relacionadas con patentes, marcas y derechos de autor autorizados. para las operaciones portuarias y aeroportuarias; la autorización de pagos de sobrevuelo, aterrizajes de emergencia y servicios de ambulancia aérea.
Estas “flexibilizaciones” del bloqueo bien pueden atribuirse al proceso de negociación que adelanta el gobierno bolivariano con los factores políticos de la oposición interna y con el gobierno de Estados Unidos, de alguna manera han permitido la reactivación de algunas actividades, especialmente en PDVSA derivando en un impacto positivo en la producción venezolana
Una de las armas más poderosas que han activado contra el pueblo venezolano ha sido el ataque al bolívar, generando el incremento de los precios y con ello el deterioro del poder adquisitivo cuando el salario nominal no incrementa en la misma proporción que lo precios. A su vez, la caída del salario real implica una caída de la demanda agregada y con esta de los niveles de producción. La estanflación en Venezuela ha estado explicada –desde el gobierno- en un 60% por el ataque al bolívar.
La menor intensidad en el ataque al bolívar ha implicado cierta “estabilización” del tipo de cambio y con ella un menor aumento de los precios en 2021, una disminución de la velocidad del deterioro del salario real y por lo tanto de la demanda agregada, que, si bien no ha derivado en un repunte de la producción nacional por esta causa, por lo menos ha contenido la caída.
Pero en agosto de 2022 hubo una arremetida del ataque al bolívar que implicó la depreciación inducida de 60% en menos de una semana.
Recuperación
La recuperación económica de los primeros meses del año 2022 bien se le puede atribuir a la leve recuperación del poder adquisitivo ante al aumento del salario mínimo el cual pasó al equivalente a 30 dólares al mes en marzo de 2022. Pero la canasta básica era el equivalente a 384 dólares.
Decía Hugo Chávez que por encima de los indicadores macroeconómicos están los macrosociales. La desigualdad de la distribución de la producción, a su vez determinante de la pobreza. Lo cierto es que a pesar del crecimiento económico, la desigualdad ha registrado un aumento importante al igual que la pobreza
Hace cuatro años, antes de esta debacle, había escrito el maestro Simón Andrés Zúñiga: “Quizá sea hora de atacar el desaguiso económico con la nacionalización de los bancos, el comercio exterior, la expropiación de los saboteadores, la prisión de los corruptos”. Quizá se hubiera evitado esta situación.
* Economista venezolano de la Sociedad de Economía Política Radical (SER), asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)