La economía circular del Sur Global podría generar millones de empleos
Eduardo Camín
El informe, de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) Decent Work in the Circular Economy: An Overview of the Existing Evidence Base , afirma que la investigación actual sobre el empleo en la economía circular no aborda plenamente el impacto que tienen las intervenciones de ésta en las personas de los países del Sur Global, o sea los trabajadores atípicos, las mujeres, los migrantes, los jóvenes y las poblaciones vulnerables.
Según el documento, la transición a una economía circular puede dar lugar a la creación de millones de nuevos empleos. El cambio requiere políticas fundamentadas que promuevan empleos de calidad y sostenibilidad ambiental. El uso, reutilización y reciclaje de productos contribuye al desarrollo sostenible y ayuda a combatir el cambio climático, señala.
El informe ha sido elaborado por la OIT. el Programa Soluciones para el Empleo Juvenil (S4YE) del Banco Mundial y Circle Economy, una organización no gubernamental que promueve el desarrollo sostenible y la economía circular (1).
La economía circular supone cambiar de la economía lineal –basada en «extraer, fabricar, consumir y tirar»- a un nuevo modelo de sociedad que utiliza y optimiza los stocks y los flujos de materiales, energía y residuos y su objetivo es la eficiencia del uso de los recursos, que contribuya a mejorar el medio ambiente y, en particular, a combatir el cambio climático.
Numerosos informes de la Comisión Europea van en el mismo sentido, destacando que la economía circular representa un potencial de reducción de las emisiones totales anuales de gases de efecto invernadero (GEI) entre un 2% y un 4%. No se debe olvidar que, además de una crisis ambiental, el modelo económico lineal dominante genera dificultades económicas y sociales.
Los últimos años demuestran la dificultad de aumentar el PIB y, sobre todo, en paralelo, los puestos de trabajo. Ello, unido al aumento de la deuda pública, produce un incremento de la desigualdad social, la pobreza y el desempleo. El informe ha puesto al descubierto la falta de investigación en los países en desarrollo, donde se encuentra la inmensa mayoría de los puestos de trabajo relacionados con la gestión y el reciclado de residuos.
Se calcula que pueden crearse entre siete y ocho millones de nuevos puestos de trabajo en la economía circular, en la que se reutilizan, reciclan y reacondicionan todas las formas de residuos, como ropa, chatarra y aparatos electrónicos obsoletos, lo que ayuda a proteger el medio ambiente, contribuye a un mejor uso de los recursos naturales y apoya el desarrollo de las economías locales.
El informe señala que el 84 por ciento de la investigación que combina trabajo decente y economía circular se centra en países del Norte Global. El África Subsahariana, Europa Oriental, Oriente Medio y el Norte de África son las regiones menos representadas, a pesar de que la mayoría de las actividades de la economía circular se localizan actualmente en el Sur Global. Además.
El 73 por ciento de los trabajadores de los países de renta baja están empleados en la economía informal: la mayor parte de la investigación se refiere al trabajo formal y regulado.
“No cabe duda de que una economía circular puede ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos climáticos. Sin embargo, siguen sin tenerse en cuenta los vínculos entre la circularidad y la consecución del progreso social y económico. El cambio hacia una economía más circular ofrece importantes oportunidades para el mundo del trabajo, como la creación de nuevos puestos de trabajo y de empresas sostenibles”, declaró Alette van Leur, directora del Departamento de Políticas Sectoriales de la OIT.
La investigación disponible sobre trabajo decente y economía circular también se centra desproporcionadamente en la creación de empleo e ignora en gran medida la calidad del mismo, incluidas las condiciones de trabajo y los salarios. Solo unos pocos estudios han examinado si la economía circular puede aliviar la pobreza y beneficiar a las comunidades vulnerables de los países de renta baja, y de qué manera.
“Más que introducir el concepto de circularidad en estas economías, hay que centrarse en abordar los empleos informales de baja calidad y mal remunerados, con condiciones de trabajo peligrosas y exposición a materiales tóxicos, asociados a actividades circulares como la gestión de residuos, el reciclaje, la reparación y la reutilización”, señaló Namita Datta, directora del Programa Soluciones para el Empleo Juvenil (S4YE) del Banco Mundial.
El informe pide que se investigue más a fondo el trabajo decente y la economía circular, centrándose en el Sur Global, en los trabajadores informales, en los empleos de calidad y las cadenas de valor. Señala que también se necesitan actividades de promoción conjuntas y asociaciones de datos para colmar las lagunas de conocimiento, incluidos los vínculos con cuestiones conexas como la justicia climática y el empoderamiento de la mujer.
Entre conceptos de moda y falsos dilemas
En realidad, la economía circular se ha transformado en un concepto de moda. Nació del ecologismo basándose en el sistema de la naturaleza y hoy también lo utilizan los neoliberales. Nuestro modelo económico y productivo capitalista global es abierto, lineal e industrial -produce-consume-tira-, mientras el que funciona en la naturaleza es cerrado o circular (produce-consume-reintegra): no genera residuos y lo reaprovecha todo en ciclos.
Estos puntos definen el modelo de forma sintetizada, pero para entender que es la Economía Lineal y las razones por las que cada vez se acerca más a su final hay que profundizar un poco más. Como su propio nombre indica, este modelo económico sigue un patrón o ciclo de vida en línea recta, con un principio y un final. Es en esta última parte donde se evidencia el mayor problema, que no es el único.
En este escenario, en el que los costes de adquisición de los recursos y de las materias primas son cada vez más elevados, los agentes económicos necesitan buscar alternativas para seguir llevando a cabo su labor en línea con los principios de sostenibilidad globalmente aceptados. En este marco de escasez y agotamiento es donde surge la Economía Circular, que plantea un cambio en el modo de producir y también el de consumir.
El objetivo de este nuevo modelo es dejar atrás el modelo de Economía Lineal que está dejando patente las consecuencias de sus excesos y de los riesgos que conllevaría no hacer nada al respecto. El nuevo modelo de Economía Circular optimiza los stocks y los flujos de materiales, la energía y da una nueva vida a los residuos que se generan. De esta forma, se quiere crear un sistema de mercado más eficiente y sobre todo sostenible en el tiempo.
Bajo el prisma del desarrollo sostenible se incluye un cambio de paradigma económico en el que lo importante no es solo la productividad y la competitividad, sino apostar por la eficiencia en la gestión de los recursos naturales, sobre todo en un contexto de agotamiento de recursos no renovables. De esta forma, se busca un desarrollo que sea sostenible en el tiempo desde el punto de vista económico, social y ambiental.
Entre economía lineal o circular el denominador común es el capitalismo
Para el hombre, adaptarse al mundo ha sido siempre adaptarse a la sociedad de los hombres, recuperar sus valores desde lo profundo de su propio ser, captar sus signos, sus normas y sus técnicas, a través de la educación. Ésto nunca ocurrió pacíficamente, sin contrastes ni desgarraduras.
La “alienación” fundamental de la sociedad mundial basada en la abundancia ha encontrado en la globalización su modelo más próspero y maduro cuya premisa no es más que la obligación de consumir para mantener en movimiento a la economía. El hecho es consumir para poder trabajar, y no a la inversa.
Es que la existencia de millones de trabajadores no puede ser asegurada sino mediante el despilfarro sistemático de las riquezas que ellos producen. Y hay todavía algo peor que la forzosa necesidad de consumir para que funcione la economía, el despilfarro sistemático de las riquezas y el sometimiento del trabajo a sus productos. Por lo tanto, la cuestión esencial es: ¿es posible aplicarla con éxito en un modelo capitalista lineal?
Walter R. Stahel, eminencia en la materia, que la promueve desde el Product Life Institute (fundado en 1982 en Génova), responsable de convertir la circularidad en la actual economía, profesor en la Universidad de Surrey y miembro del Club de Roma, advierte que “se está convirtiendo en un patio de recreo para intelectuales y, sin embargo, es bien simple: administra adecuadamente las existencias y mantiene su valor. Pero en los últimos años se han propuesto más de cien definiciones distintas y el término corre el riesgo de perder su claridad”, alerta. Es que en cierta forma se está vaciando el concepto.
No en vano muchas grandes multinacionales comienzan a apostar por la circularidad. Ford, Nike, H&M, Philips o Renault, C&A, Unilever, Google, Aldi, Zara o Danone, entre otras muchas, acometen medidas puntuales en residuos, envases, energía o materias más bien simbólicas, pues con sus mega empresas y con sus millones de consumidores mundiales implementarla resulta una meta inalcanzable hoy y quizá también en las próximas décadas.
La destrucción o amenaza de destrucción para los demás se transforma, en manifestación “racional” a su modo, bajo el signo de la ley del más fuerte en cruzada por la supervivencia del “mundo libre” es decir, de un mundo libre de seguir rigiéndose por estos criterios y no obligado a someterse a una profunda revisión.
De ese modo se produce una fuga hacia adelante, una fuga frente a todas las exigencias más genuinas en el plano nacional e internacional, que vuelve siniestramente hipócrita todo anuncio de cambios estructurales que se plantean. Plantear la independencia del modo de producción capitalista de la lógica de explotación y llamar la atención hacia la nueva realidad constituida por la economía circular en la economía de mercado, es el objetivo para ver que estamos en presencia de un nuevo orden social y político basado en la globalización verde.
Las nuevas realidades exigen lucidez, que consiste en ver con claridad el presente que huye y el futuro que se anuncia; en no ceder a los reclamos de la moda, en no inclinarse ante los triunfadores supuestos o reales, en buscar la verdad y no hacer concesiones a la mentira vencedora. Tarea áspera y difícil ya que conspiran contra ella nuestras propias carencias y debilidades. Encontrar el rumbo no es fácil: solemos navegar a ciegas y sin aparatos.
Notas
(1)Este informe es el primer documento elaborado en el marco de la iniciativa Empleos en la economía circular de la OIT, Circle Economy y S4YE. El objetivo de esta iniciativa es adquirir conocimientos sobre los empleos circulares trabajando con una comunidad internacional de institutos de investigación, representantes de la industria, interlocutores sociales, gobiernos y organismos públicos.
* Periodista uruguayo residente en Ginebra, ex miembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas (ACANU) en Ginebra. Analista asociado al Centro de Análisis Estratégico (CLAE)